3ª ETAPA ALMENDRALEJO – MÉRIDA

Hoy nos enfrentamos a la etapa más larga de nuestro Camino de Santiago 2017, Vía de la Plata, tenemos por delante 32 kilómetros, mentalizados y con un día primaveral de manual, que nos acompañará durante toda la jornada, salimos con paso alegre y vivaz de la localidad de Almendralejo.

    Poco mas de dos kilómetros adelante, dejamos el asfalto y nos adentramos en una amplia y cómoda pista de zahorra compactada que siempre mira al norte, rodeada de olivos, viñedos y campos de cultivo de guisantes. El buen tiempo, un horizonte ilimitado y despejado, y la cordial y alegre conversación nos llevaron, casi sin darnos cuenta, a las puertas del único pueblo que se cruzó en nuestro camino, Torremejía, 14 kilómetros nos separaban de nuestra salida y 18 de nuestra meta de hoy, por lo que decidimos que era un buen momento de realizar una parada de avituallamiento y recuperar fuerzas y espíritu para seguir avanzando.

    Abandonamos la localidad por un estrecho camino de trazado irregular y firme desigual, cercano a la carretera nacional, con la que jugará un buen trayecto al estilo Epi y Blas, “ahora estoy cerca, ahora estoy lejos”, obligándonos a veces a circular por el arcén de la misma, que por discurrir paralela a la autovía no tiene mucha circulación, y después de unos siete kilómetros la abandonamos definitivamente hasta perderla de vista, cruzamos la vía del tren y muy pronto tomamos un camino que comienza rodeado de campos de cultivo y que poco a poco se va adentrando en un fresco prado hasta que unos dos kilómetros antes de llegar a Mérida el camino se ensancha y se llena de guijarros, para evitar los coches queden atrapados en el camino cuando llueve, pero que pusieron a prueba a nuestros sufridos pies que, un poco maltrechos por tantos pasos dados, nos llevan hasta un parque junto al rio Guadiana, al lado del secular puente romano que da acceso a la ciudad, breve descanso en un banco a la sombra de un frondoso árbol, deleitando nuestra vista con el pausado, lento y majestuoso avance del gran río, y nuestros oídos con el trinar de los pájaros.

    Hacemos nuestra triunfal entrada en Augusta Emérita, ciudad patrimonio de la humanidad, por el puente romano y la puerta principal, cual soldados victoriosos llegados de ganar mil y una batallas, y todo el cansancio desapareció ante esta  Muy Noble, Antigua, Grande y Leal Ciudad de Mérida, títulos ganados por derecho propio.         

«El Camino es como la vida: Tiene experiencias buenas y malas; Pero siempre hay que continuar» (Elisabet).

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