QUINTA ETAPA, O PEDROUZO – SANTIAGO DE COMPOSTELA

FOTO QUINTA ETAPA Tan solo cinco días y cien kilómetros en nuestros sufridos pies nos separan desde el primer paseo por la Concha de San Sebastián, y todos juraríamos que ha pasado más tiempo. Estamos al inicio de nuestra última etapa del camino, con una extraña mezcla de sensaciones enfrentadas, la serenidad del objetivo al alcance de la mano, el deseo de que el espíritu de amistad surgida en el grupo no se diluya con el tiempo, con la esperanza de volver a repetir esta experiencia única, y con el cercano regreso a la rutina, afrontamos serenamente los veinte kilómetros que nos faltan para llegar y besar al santo.

    Salimos de O Pedrouzo por una pista de tierra y hojarasca entre robles y eucaliptus, una leve y corta lluvia nos da la despedida, dejando paso a un día variable de grandes claros. Nos desplazamos por una andadera para peregrinos y bicicletas, que poco antes de llegar a la base del Monte do Gozo se torna en asfalto. Pocas dificultades orográficas se presentan en esta jornada, jalonada por cursos de agua que discurren paralelos a nuestro camino o lo cruzan en pequeños puentes.

    Poco más de seis kilómetros caminando y después del único fuerte repecho del día, que comienza muy severo pero se va suavizando a lo largo de sus tres kilómetros, llegamos a un monolito de piedra en el que, esculpido, tiene los símbolos del apóstol, el bordón, la calabaza y la vieira, y nos indica que entramos en el municipio de Santiago, pero aún quedan trece kilómetros hasta la Catedral.

     Tres kilómetros más adelante cruzamos el río Sionlla, también conocido como arroyo de Lavacolla, lugar elegido por los peregrinos para despojarse de sus sucias vestimentas y lavase en vistas a su próxima llegada a Santiago y presentarse limpios ante el Apóstol. Nosotros, afortunadamente, no tenemos esa necesidad, ya que disponemos de ducha de agua caliente en nuestro hotel.

   Por una pista asfaltada iniciamos la subida al Monte do Gozo, lugar elegido para las mundanas labores de avituallamiento y las fotos de rigor en el monumento erigido en todo lo alto del monte, tan solo nos separan cinco kilómetros de la razón de nuestro peregrinar.

   Un rápido descenso finalizado en escaleras, que nos dejan en el puente que cruza la autovía y las vías del tren, y nos adentramos en Santiago por la rúa de S. Lázazaro. Otros tres kilómetros más callejeando y llegamos a la Porta do Camiño, acceso al casco histórico, y tras dejar el Monasterio de San Martín Pinario, y  pasar bajo el Arco del Palacio, llegamos a la Plaza del Obradoiro, donde pensamos que nuestra aventura termina, pero que, aunque aún no lo sabemos, no ha hecho más que empezar.

     Visita guiada por la ciudad, abrazo a Santiago y tras rendirle pleitesía en su tumba, nos tomamos un merecido descanso.

    Este humilde cronista no puede dejar de destacar el acontecimiento espiritual más importante que hemos vivido en el camino, nuestra queridísima Sweety (Luisa Campo) ha leído impecablemente durante la misa celebrada hoy en la catedral de Santiago de Compostela, ante el Obispo de Polonia, cocelebrantes y multitud de peregrinos, con “vuelo” incluido del Botafumeiro, con motivo de tan importante visita.

    Ya solo queda el regreso a nuestros puntos de origen y os esperamos a todos en nuestras páginas web y en facebook. Esto no ha hecho más que empezar, aún queda mucho camino por delante.

 

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