Fuente: Asociación Cultural Amplàries
La jornada despierta con una alegre, soleada, fresca y primaveral mañana, hemos bajado de la montaña cerca de 1000 mts. Y nos encontramos en el extremo oriental de la Hoya del Bierzo, fértil valle rodeado de montañas que le protegen de los fríos vientos atlánticos y regado por el río Sil y sus afluentes, uno de ellos es el río Merano, ante el que nos encontramos.Como ya hicieron miles de peregrinos cruzamos su secular puente romano que nos deja en la calle principal de Molinaseca, pueblo de limpias calles adoquinadas,viviendas de piedra,tejados de pizarra, soportales y balconadas de madera cuidadas con mimo.
Salimos del pueblo y un vergel aparece ante nuestros ojos, los árboles caducos visten sus hojas primaverales, los perennes sus colores más intensos y los frutales cubiertos de flores. El curso del río se adivina por las línea de álamos que jalonan sus ribera, y los pájaros a lo suyo, alborotados por la primavera.
A los cinco kms. cruzamos el río Bueza, que a duras penas deja ver su cauce la densidad de la vegetación, aunque su sonido relajante nos anima el camino.
Entramos en Ponferrada, que recorremos mas como turistas que como peregrinos y si, si, si vimos y hablamos con Luis del Olmo, frente al perfectamente conservado castillo de los Templarios. Salímos de Ponferrada dejando a la izquierda la cicatriz del antiguo ferrocarril hullero, con su talud aun cubierto de carbón.
A 2,5 kms. entramos en Columbrianos, pueblo satélite de Ponferrada que aún conserva alguna casa antigua. El camino continua durante 3 kms por una suerte de chalets que más bien parecen un catálogo de la vanidad humana de «el mío es mas grande y mejor que el tuyo» , que se pegan con la lógica arquitectura de la zona, piedra, madera y pizarra.
Llevamos recorrido 16 kms y pasamos por Fuentes Nuevas, estamos en el centro del valle, rodeados de montañas, densos chopos delatando la presencia de los cursos de agua y la constatación de que la primavera venció al invierno.
La larga calle del pueblo de Camponaraya, que pasa por encima del río Reguera, nos lleva 20 minutos y a la salida se encuentra una excelente área de descanso dentro de un veterano pinar de grandes ejemplares, con mesas, sillas, barbacoas y fuentes. Ascendemos hasta alcanzar una loma desde donde se divisa gran parte del valle y apreciamos el refrescante y arbolado camino que tenemos por delante.
Pasamos dos cursos de agua, seguimos ascendiendo y desde lo alto apreciamos el juego de claroscuros que las nubes y la vegetación dibujan en las montañas.
Grandes extensiones geométricas de viñedos nos llevan a Cacabelos, 23 kms desde nuestra partida,población que conserva, preserva y fomenta la arquitectura tradicional.
Abandonamos Cacabelos por un puente nuevo que salva el curso del río Cúa y nos enfrentamos a una larga y exigente pendiente que nos agotó. Extenuados llegamos a su cima y al ver que casi tocábamos con la mano los montes del lado occidental, final del valle y de nuestra ruta, fuimos infundidos de nuevas fuerzas.
Estamos a 4 kms de la meta, por una pista de tierra escoltada por espinos de mora silvestre, que aún nos exigió el esfuerzo de otros dos repechos, llegamos a Villafranca del Bierzo, y no pudimo evitar abrazarnos unos a otros, 33 preciosos kms que nos impregnaron la magia del Camino.
Y mañana a Santiago de Compostela.
Una respuesta a «DE MOLINASECA A VILLAFRANCA DEL BIERZO. CAMINO DE SANTIAGO 2015»